(Este proyecto no es original. Me fué comunicado por E. B., Obispo en sus ratos de ocio, quién a su vez lo recibió de labios del anarquista adolescente que menciono, de oficio retratista.)
No matéis a los curas, pueblos que despertáis y
caéis en la cuenta
de la estafa más grande que edad alguna oliera.
Por el contrario estimulad su cría,
cebadlos uno a uno con esmero acucioso.
Así podréis ir luego montados en curas gordos
al trabajo
- la gasolina siempre tiende a subir -,
dejarlos amarrados en la puerta del bar,
decir - oh desdeñoso ancestro que os
resurge -
Que el vuestro esta mas brioso que los otros
montrescos.
Los domingos llevaremos a los niños a las
carreras de curas
- único juego de azar que será permitido -
en las cuales brillarán los descendientes pur
sang de los obispos.
Habrá curas de tiro y carga, curas trotones,
curas sementales,
y tendrán los establos olor a santidad.
Los curas inservibles serán embalsamados
y vendidos como adorno de salón:
La tonsura podrá servir de cenicero.
ROQUE DALTON
domingo, 9 de diciembre de 2007
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